Los Miedos a lo Largo de la Vida.
El miedo es una emoción natural que se caracteriza por experimentar una sensación desagradable e intensa ante la percepción de un peligro real o imaginario. Es una de las pocas emociones básicas que compartimos con muchos animales. La consecuencia suele ser huir ante el peligro, intentar evitarlo o combatir aquello que lo causa.
Se ha identificado que a lo que más teme el ser humano es a las grandes alturas, a los animales peligrosos, a las lesiones corporales y enfermedades, a los lugares públicos abiertos, al tráfico, a hablar en público y a los espacios estrechos. El miedo infantil más común es a la oscuridad, aunque esta respuesta suele decrecer con la edad. Por otra parte, el miedo reprime al instinto lúdico, frena la iniciativa y la creatividad.
Función del miedo
Es considerada una de las emociones más primitivas, pues su función es prepararnos para la supervivencia, para dar una respuesta rápida y eficaz ante una amenaza. Asimismo, es un mecanismo de defensa, provocado por cosas específicas y que funciona como una alarma psicológica que avisa de amenazas para la integridad física y el bienestar de la persona.
La primera es que el ego trabaja en su banal causa de hacerte creer que realmente estás solo, que tu estás unido a los demás, con el fin de sentirte protagonista de la vida y encontrar el reconocimiento, en todos los niveles que te imagines, en la familia, en la pareja, en el grupo de amistades, en el trabajo y en la sociedad.
Cuando agradeces por todo cuanto tienes en este momento y por lo que llegará a ti, comienzas a ser perceptible de todas las cosas que Dios te ofrece cada día.
Gracias Dios por abrir los ojos este día de hoy, por poder respirar un día más.
Gracias por la cama donde duermo, por las situaciones que parecen adversas, pero me dejan sabiduría.
Gracias Dios, por la sonrisa que me regalo esa persona que no conozco.
Gracias Dios, por Tener trabajo, por la comida caliente, por la taza de café.
Agradece y, en poco tiempo, todos tus deseos comenzaran a materializarse.
Cuando empiezas a sentirte débil, está claro que perdiste tu fortaleza interior.
“Enfermedad”, es una palabra compuesta del latín “in-firmus”, que significa “sin firmeza”.
Si comienzas a erradicar las auto-culpas, estarás dejando las cárceles del saboteo mental y te liberarás de estas ataduras.
El filosofo Platón dijo: “Mente sana en cuerpo sano”.
Piensa positivo respecto de ti mismo.
Reconcíliate con el pasado, perdona íntimamente en tu alma todos los sucesos de dolor y llena tu corazón de alegría, perdón y paz.
Permanece también en silencio, porque Dios te hablará en este espacio de meditación.
Conviértete en un “adicto al amor”, llénate de amor, ya que nadie puede otorgar lo que no tiene, da amor y recibirás a cambio amor.
Estarás cada vez mas sano y lleno de vitalidad.
Si hay algo de lo que podemos estar seguros es que, cuando Dios lo disponga, partiremos de esta vida, no antes, ni después. Cuando el médico nos da la primera palmada para que comencemos a respirar, se activa la cuenta regresiva, ese tic-tac que nos indica que vamos yendo hacia el día en el que debamos parar.
Es por eso que la vida es un constante pre-parar, es decir, una invitación a trascender en cada instante vivido, hasta que llegue tu turno de parar.
¿Qué fracasaste en muchas de las áreas de tu vida?
¿Qué la gente agradece que hayas partido, porque les hiciste la vida amarga?
O, qué sienten profundamente tu partida y que dejaste un espacio vacío en la humanidad, que nunca nadie podrá llenar.
¿Qué diste? ¿Qué cediste? ¿Qué donaste? ¿A quién ayudaste? ¿De qué te privaste?
El miedo a la muerte se supera, cuando tu meta es proyectarte en la trascendencia de tu entrega, bondad, generosidad, desprendimiento, altruismo, amor al prójimo, capacidad de despojarte, sin condiciones, sin esperar retribuciones, que vivirás en la memoria y los corazones de quienes hiciste contacto en la vida e hiciste felices.
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